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El adolescente sueña con crear inteligencia artificial, pero el dinero es un o

Familia. Esteban muestra a Wall-Ekitt, junto a sus padres, Martín y Teresa, en Patacamaya.
Familia. Esteban muestra a Wall-Ekitt, junto a sus padres, Martín y Teresa, en Patacamaya.Wara Vargas.
La Razón (Edición Impresa) / Aleja Cuevas / Patacamaya
00:03 / 28 de junio de 2015
Esteban Quispe, de 16 años, pasó de instalar luces en su auto de juguete a crear robots con objetos de la basura, ante la necesidad económica unida a su creatividad. El estudiante vive en Patacamaya, donde es considerado un genio. Él participará en una olimpiada robótica. 
La mente ingeniosa de este adolescente empezó a despertar a los diez años, cuando fabricó junto a su papá, Martín Quispe, un auto de madera al que instaló un par de focos que funcionaban con un interruptor. El progenitor contó que la idea surgió porque en ese entonces no había dinero para comprarle un regalo.
El adolescente fue hábil desde pequeño. Su padre, albañil de oficio, y su madre, Teresa Churata, quien es ama de casa, recordaron que ya de niño hacía artesanías con alambre de cobre, que eran vendidas a Bs 20. El dinero sirvió para comprar libros y útiles escolares, pues la familia no podía costear los gastos del colegio.
La Razón visitó la casa de Esteban y conoció cinco inventos construidos en tres años y guardados cuidadosamente en su “laboratorio”, como él lo denomina. Se trata de un cuarto lleno de circuitos, latas, cables, equipos eléctricos y aparatos para soldar. “Algunos cachivaches son regalos y otros los encontré en la basura”, contó el adolescente genio.
Entre los “cachivaches”, Esteban sacó su primer invento: un cartón plegado con un circuito de luces que parpadean de derecha a izquierda, tal cual se observa en el parachoques de Kitt, el Auto Fantástico, de una serie televisiva de los años 80.
“Me gusta el Auto Fantástico, siempre me imagino tener uno”, dijo. Precisamente por ese anhelo, el estudiante, ahora de 6º de secundaria, fabricó con material reciclado una réplica en miniatura de Kitt. “Tiene circuitos con un sensor que hace que se detenga en la sombra y avance en la luz”, explicó. El tercer invento es un robot de cartón que usa un CD como llanta y un dispositivo que alerta de posibles choques. Ésto puede ser para las puertas automáticas, comentó.
Creatividad. En 2014, Esteban mostró sus inventos en una feria del municipio; la población se asombró y lo elogió como el “futuro” de Patacamaya. Sus padres se sintieron orgullosos y decidieron hacer un esfuerzo para comprarle una laptop.
Sin saber de computación se las ingenió para hackear un programa. Ahora, su ordenador le responde ciertos saludos y preguntas a sola voz. Su cuarta creación es el “cubo inteligente”, hecho con 512 diminutas luces led (diodo emisor de luz), que forman distintas letras y números. El robot Wall-Ekitt, parecido al personaje de Disney Wall-E, es el último invento. Éste puede mover sus brazos, trasladarse de un lado a otro, y detectar y evitar obstáculos. “Ahora estoy trabajando en una forma de controlarlo desde mi celular. Wall-Ekitt es mi compañerito”.
Esteban y su robot competirán en la Olimpiada Científica Estudiantil, en la categoría Robótica, del Ministerio de Educación, en julio. Juan Pablo Crespo, responsable del comité académico de la olimpiada, destacó su perfeccionamiento didáctico.
Martín y Teresa son el pilar principal de apoyo para su hijo, al punto de que invirtieron el dinero ahorrado para la obra fina de su casa en la fabricación de Wall-Ekitt. “Mi hijo quiere participar en ese concurso y tenemos que ayudarle. Siempre estoy cuidándolo, me da pena cuando se queda hasta la madrugada en su laboratorio, pero a él le gusta”, dijo la mamá. 
Este genio sueña con crear inteligencia artificial, pero la falta de dinero es un obstáculo para ampliar su laboratorio y tener internet. Él quiere crear un robot que acompañe y ayude a su papá, quien sufre dolores de espalda.
Considera que los androides puede facilitar el trabajo de los productores de la tierra, para que éstos dejen de migrar a las ciudades y tengan una mejor calidad de vida. El adolescente de 16 años estudia en el colegio Pedro Domingo Murillo, de Patacamaya. Su profesor de Física y asesor del proyecto, Nelson Carlo, indicó que su desempeño académico es destacado.
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Superación
Esteban finalizará este año la secundaria y quiere postular  a una beca para estudiar robótica.
Líder
El estudiante también es dirigente estudiantil de su colegio y recibió varios reconocimientos.
 
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